Historias de guerras inventadas - Capitulo dos - Medios y Miedos



Medios y Miedos





¿Con qué medios se cuentan para una guerra?

Con todos los medios.
Con todos los miedos.

Económico, principalmente, sin importar nada. Si se quiere hacer una guerra el económico es el factor fundamental. Toda guerra es económica y las que estamos acostumbrados a ver de las naciones hegemónicas son por crisis de superproducción, en todas sus formas, y en todas ellas se eliminan productos y manos de obra, abaratando costos.

Durante el gobierno de Salvador Allende, socialdemócrata, en pleno auge de crisis en los países centrales, imperiales, bombardearon los escasos alimentos que la población chilena solía consumir. El mercado negro era el arma principal portador de la bomba inflacionaria. Descontrol principal de los intentos de ajustes que desde el Estado surgían a una burguesía parasitaria que sostenía huelgas patronales eclesiásticas militares incontrolables.
Se hacía cola a la mañana por leche,
a la media mañana por carne,
a la media media mañana por huevos,
al medio día por pescados,
a la tardecita por la boleta de lotería,
a las dos de la tarde por el bus,
a la tarde en las calles por el agua de lluvia,
en las veredas por la ropa
y se hacía cola por hacer cola durante los días de colas.


Comían poco los que ya comían poco. Lo escaso se hizo más escaso y los pobres, que nunca escaseaban, desde hace unos pocos años aumentaban más. Los ricos aún comían. Aún viajaban. Aún bebían. Aún brindaban. Aún dejaban de escasear. Aún exigían. Eran sus medios los que bombardeaban día y noche a los pobres. 
Tenían sus escuelas repletas de niños ricos, pero desde las barriadas bajaban los pobres con las nuevas leyes que obligaban a colocar becas solidarias que se transformaban en rechazos, maltratos y odio de clase. Estaban enseñando a odiar. 
Los medios de comunicación bregaban una intervención inmediata de los EE.UU. de forma militar. Lisa y llanamente, sin pelos en las lengua, sin adjetivación o por cualquier forma gramatical conocida que no altere el mensaje. Se pedía la muerte del presidente, la persecución política de sus dirigentes, el asesinato hasta de sus artistas.
Así fue. Así es aún.
Manejan la comunicación, cuentan con los medios.
La tradición, el honor y demás emblemas sociales son aún en gran parte de América un símbolo de estatus social. Como estado dominante es hipócrita. Una masa analfabeta, semi y con pagas miserables hace de las tradiciones una tragedia.
Paraguay optó por golpe de Estado institucional. Se optó por este método porque en Honduras fue, en palabras suaves, burdo y certero. Un grupo de marines estrenados en los cuarteles de los norteamericanos que vivían en el costado del aeropuerto de Tegucigalpa, con equipos de alta precisión sofisticada propio del ejército norteamericano que se encontraba pegado al aeropuerto de Tegucigalpa, salidos desde la base norteamericana que mantiene en plena Tegucigalpa, al costado del aeropuerto internacional. Fue de una base a otra, cuando, de golpe, el Presidente electo democráticamente aparece en Costa Rica no siendo más presidente.
Ni los medios Internacionales ni los nacionales con capitales transnacionales mencionaban que Zelaya fue secuestrado y que en su país se instaló un golpe de Estado. El problema minimizado, expertos sobre derechos internacionales comienzan la caza de público para hacer ver que un golpe, no es tal.
Honduras salió del golpe.
Pero no tanto. Sus medios son medios fuertes.
Mel Zelaya no pudo regresar a su país. Los dirigentes que seguían al presidente fueron asesinados, previa tortura. Los indígenas que luchan en contra de las transnacionales del turismo están siendo asesinados por el Ejército que aún tiene las calles.
Nadie sabe que pasa en Hondura, cuando en Hondura se asesinan dirigentes sociales por semana. Medios para salvarlos no hay, salvo para filmarlos cuando no están.
Tres hijos no declarados, un exobispo con opción a los pobres, exdirigente de la iglesia católica romana del Paraguay. Fundador de movimientos sociales, se postula, después de varias veces, gana y es Presidente del Paraguay. 
Los hijos brotaron para socavar la consciencia sucia, la falta de respecto a los sacramentos del presidente rojo. No fue suficiente, reconoció que eran de él. Siendo obispo.
Reconoció varias cosas, a viva voz, que hay intentonas de golpes y que Paraguay es uno de los casos.
Se armó una trifulca, las fronteras con el Brasil suelen ser peligrosas.
Campesinos muertos, varios. Se dijo que fue el ejército y luego se dijo que fue un comando de una incipiente guerrilla.
Se dijo que la culpa la tenía Lugo.
Lugo acepto el reto.
Creyendo en los medios, los medios ganaron.
Lo destituyeron en una maniobra en donde los mismos autores del golpe, del guión, de la dirección de obras y el utilero fueron los protagonistas de bajar el pulgar al presidente. Algo expreso.
Lubo se fue y se comprueba el golpe de Estado vía judicial, luego Parlamentario y para que dios tenga los miedos, eclesiástico. También se comprobó que EE.UU. había aplicado el dinero, la operación y su mejores embajadores. 
En los medios ya no se habla de Paraguay, la masacre de Curuguaty sigue impune y se intenta desestimar el caso, el objetivo de la salida de Lugo había dado positivo. No hay razón de seguir.
Hoy el caso se esfumó y nadie es culpable. Lubo quedó exonerado pero no es presidente ni puede serlo.
Los medios son, en todo caso, las armas. Los medios derriban al enemigo desde adentro. Los medios se transformaron en el humor de las nuevas sociedades.

En dos mil uno, un diecinueve de diciembre, la televisión de la Argentina fue sorprendida. Todos fuimos sorprendidos por la voracidad. Pero los medios venían haciendo un trabajo fino. Cuando todo explotó, se necesitó muchos medios para detenerlo.
El freno a algo que parecía imparable rodó al aire y jugaron con la palabra tanto que ya no se podía volver atrás. Intentaron generar que la descarga social sea en las calles por medio de la bronca compartida, de la necesidad de la paz social.
Cuando en la Argentina se nombra la dichosa Paz Social es represión, es un ser terminal que cae muriendo, predicho, sabiendo.
La paz social duro, después del intento de Estado de Sitio, después de la brutal represión, de los saqueos, después de dos días enteros en dónde el fuego consumió las puertas del congreso Nacional, la nada misma. 
La noticia, cualquiera, servía como un virus mortal que se pasa de boca en boca. “Los de Rosario están viniendo, dicen que asaltan a todos los que encuentran en la ruta nueve”
”Se están metiendo en los Countrys de Pilar y Luján, yo no sé hasta donde vamos a llegar”.
Un periodista de radio agitaba que había que defenderse de la negrada, personas de bajos recursos que salían para recuperar dignidad, a los tiros.
Ni la gente de Rosario, ni los que vivían en su marginal corredor del bulevar tenían los medios para salir a la palestra, solo recibieron balas de goma y balas de plomo. Una semi rueda de un millón de pobres que bordea la ciudad santafesina se sometió a una crisis brutal y una represión similar.
A la semana, después de más de cuarenta muertos, la televisión frenó sus publicaciones y el argentinazo desapareció. Ya no había marchas por televisión. Hubo orden de no pasar los desalojos de los piquetes. Había medios para detenerlos. Los medios fueron funcionales.
Para marzo, en la realidad, las marchas seguían, sin mucha furia, pero había asambleas, gente debatiendo, había un efecto de tomar el control.
Se siguió reprimiendo hasta que mueren Darío y Maxi y que Clarín, un diario de guerra burguesa, titula “La crisis causó dos muertes".
Duhalde, presidente del orden desordenado, se baja.
Los medios que lo sostienen llaman a elecciones. Los medios votan, los medios exigen.
Ellos te dan de comer. Pero sus medios, no son tus medios, si no tus miedos.



Muerte en la Estación Avellaneda de Darío y Maxi, la crisis causó dos muertes para Clarín, el gran diario Argentino.


La economía dominante perdió el eje imperial hace años. Hay pequeños brotes, restos de los grandes y cazadores varios buscando manos en donde caer.
El eje político mundial se fue con la salida bochornosa de Saigón.
Se dejó en evidencia que se tenía el poder militar, solamente, como brazo político.
El oriente y el occidente desangrados por el petroleo.
El norte opulento y el sur, pobre y endeudado.
La fuerza armada más grande de la historia humana se despliega con la velocidad del tiempo.
Contaron con tanto dinero que sobornaban países. Compraban islas. Instalaban puestos de vigilancia a los comunistas occidentales. Vejaban continentes.
China aún crece y aún es un misterio. Para el mundano el saber no es un derecho. Cayó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y se cayó la mitad del mundo. Un escrito de moda grita a los cuatro viento que el Capitalismo es el fin de la historia.
Con este nuevo orden desaparece lo que hacía del mundo un lugar inestable.
Así se funda, sobre los restos de cadáveres apilados durante el siglo XX, el neoliberalismo conservador, el capitalismo es aún revolucionario a pesar de su muerte.

Y, como el futuro sólo lo sabe Sergéi Avdéyev, aún estamos resistiendo.
Se resistirá hasta que nuevamente alguien grite “aquí no se rinde nadie”.









Cuando lo escribí Brasil aún no caía, hasta que cayó.
Venezuela estaba en plena crisis y ahora es golpe de Estado y guerra Civil.
Argentina votando se entregaba sola.

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