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Mostrando las entradas de abril, 2007

Regalo de cumpleaños.

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De regalo lo siguiente: Un abrazo grande. Una mano, si la necesitas. O las dos, de corazón, como siempre. Por quien merece amor Silvio Rodríguez Te doy una canción Silvio Rodríguez ¿Qué hago ahora? Silvio Rodríguez Ojalá Silvio Rodríguez Cola de amor León Gieco ...Felíz cumpleaños... De un amigo que te quiere mucho. Darío

Guerras libradas de la razón armada, como excusa

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Razón, estado de pasión y fervor del ego mismo. Fe, insaciable apetito de la nada misma, por la misma nada que lo explica todo. Amor, gobierno pobre y maltrecho de algún lugar lejano, olvidado, del corazón humano. Pero con tantos soldados como el peor de los Estados. Crujían las huestes todas y socavaban el suelo de piedras oscuras de aquella persona a la que el amor invadía con su orgullo y galantería. Ejército sin piedad que cobraba nuevamente dos víctimas modernas, coherentes y las hacía vacilar por todo y la nada. Déspota de plata y oro que generaba hormonas como lanzaba fuegos por las bocas que besaban labios ajenos y practicaban el arte de la guerra y el desgaste. Madre de los placeres mundanos condenados al perverso acto del sexo puro y eterno en goces plácidos, contagiosos y repetitivos. Condenados a muerte en el uno y para el otro, sin más que un pacto. La caricia como firma, como unión, como simple escribano que consta lo que solo ve. Sentimiento de enfermarse siempre, casi a

Círculo noctámbulo

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Un toque. Una sonrisa. Y tu alma se escapa. Un toque más y tu alma se desarma, se desangra y se esfuma. Era un sueño, pero que real. Aún te siento. Pues lloro por ese encuentro. Demasiadas pasiones invernales, casi infernales, casi postales que aparecen en mis escritos y mis memorias de libretas aburridas. Quién diría que un día, sobre la calle, te encuentre tendida con las manos elevadas esperando que te levante. Apresurados, mis horarios y yo, crucen en ese momento sin verte, como no queriendo verte, como negándote la oportunidad y desaparecer. Lo haría inconsciente. Lo haría pensante. Lo haría solo para lastimarte. Entre tanto, pasó por ese café, de aromas variados a noches de tangos y vinos espumantes, y me invitaría al placer de un buen tabaco y una copa de coñac. Solo galantería, solo por eso y por otras más. Tal vez, el vidrio que separa la gente, odiosa toda al compás de un nada, más extravagante que el mismo dinero que las mueve, me mire y se detenga. O, por qué no, verlas se

Ítems varios del día

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Desolada huye, casi corriendo por esa oscuridad. Hoy, solo hoy, has hablado y nada. Pero es todo para mí, ya todo es eso. Atrofiada la mente del niño que intenta colocar las piezas en un lugar vacío de su vida. Desarmado por el intento de buscar las hojas que el otoño brindó y que él se durmió para despertar en inviernos crudos de fríos oscuros. Hundido, más nada, el barco que tenía a sus tripulantes galantes en histéricas pasarelas hoy yace como tumba en su propio fondo de mar. Desesperado, hoy ya nada es igual. El intento profano de escarbar tierra con las manos y volcarla encima, tapándome de una vez y para siempre. Cruzar rosas con espinas y practicar el juego de a quién le duele más o sangra igual y teñir más de rojo las flores dispersas ya muertas al nacer. Destinar minutos, horas y días a contar cada segundo que atormenta mi paciencia al intentar recuperar los que pasaron, juntarlos con los que vienen y buscar los que no están. Llorar cuantas veces yo no quiera sobre mi rostro m

Bajo ciertos parámetros

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Un hecho, deshecho, por piedritas, por agua, por llantos, y por ese encanto que amar significa. ¿Quién más? Vos, la del agua. La que plácidamente cae sobre mi ventana y golpea suave y serena cada parte de mi cara. O, tal vez vos, la que me negó ingresar a su vida. La que cerró la puerta de entrada y bloqueó las salidas. Desde lo alto, del cementerio, me mirabas sorprendida por no poder explicar la partida. O, por qué no, esa tramposa imagen que me siguió hasta cazarme con redes y ahora ahoga sus días de soledad en mis hastíos días todos de las semanas todas de mis meses sólos. Y, pensándolo bien, la que se presentó sin presencia alguna y luego me mimó en los días sin sol y sin oscuridad, pero que no es de mi entorno, pero sí. Tan contradictoria como amorosa. Tan similar pero de diferentes días. ¿Por qué así? Vos, la del agua, que se escurre por vaya uno a saber y se diluye siempre en no sé qué. O, tal vez vos, que se esconde en las tumbas del cercado cementerio y no sabe, no sale para

Receta de una noche plácida frente al espejo de mi cocina naturalmente soberbia

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Solo es calor y mágico. El sudor, gotas y amor. Una cucharada de centellas. Una pizca, para ver como me estrella esa penumbra y mi soledad, al caldo oscuro de mi interior y mi olla tan llena de ego que ofrece diversos juegos, cálidos aromas. Progenitor de lazos crueles en máscaras que fortalecen a las más perversas aptitudes infrahumanas. Ahí va mi ser. Cuerda siniestra que no termina y que debo balancearme con el péndulo del tiempo golpeándome la cara de vergüenza sin caer al infierno esperado por los devoradores de pecados. Sinceramente, ya nada es lo mismo. Hoy, entre ese no-se-qué de las cosas pálidas y sin gustos, corro por el andén esperando superar al aire que nos separa entre el tren de la vida y mi vida sobre el riel y los chicos que gritan mensajero oscuro sobre mi rostro claro. Pero nada es igual. Una vez más me levanto de la cama y piso el suelo ensangrentado por no haber amado como se debe. Como un caballero levanto mi corazón y lo envuelvo en papel de poesía y luego lo ar

En marcha

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“…Tú no tienes la culpa mi amor Que el mundo sea tan feo Tú no tienes la culpa mi amor De tanto tiroteo Vas por la calle llorando Lágrimas de oro Vas por la calle brotando Lágrimas de oro…” Manu Chao/ Lágrimas de oro Cansado, espero. Veo la gente pasar, pero no me despierto. Aún los veo. Desde lejos. Una lágrima más. Entre sueños, más. Una esperanza va. Pancartas todas, del nunca más, las que prometimos nunca más mostrar. Todos de blanco llevan carteles, todos los niños, los grandes y todos. ¿Qué se espera? ¿Todos? ¿Unidos? ¿Ahora? Y yo tan dormido, tan apático y sincero ante mis descuidos. Nuevamente, las ganas de soñar llorando. Nuevamente, mis años todos los repaso y veo, en pocas líneas, que esto ya pasó. Allá lejos, mucho tiempo. Eso si es un motivo para llorar. Cada casco amarillo. Cada guardapolvo blanco al viento de pura inspiración y retozo, los de camisas manchadas por el sudor de la jornada, los del tren, los de las autopistas, los de los aviones que visitan cielos, los de c

Momento Frustrado

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(Rítmicamente y fracasado) En espacios, casi reducidos, desaparezco de mí. Retorno al útero que me gestó. y, al amanecer, nazco feliz, sonriente. Luego, vuelo, muero y nuevamente se repite la jugada, macabra, de la vida misma. (Echo a reír) Y que ironía más espero de este mundo entuerto. Tocando la guitarra, me hundo en frustraciones. Más abajo que mis oraciones, mis poesías y mis cuentos de noches oscuras. Eso, como siempre, produce en mí un rito: Escuchar a los que saben y disfrutar (Yo nunca pude tocar la guitarra ni instrumento alguno, a pesar que mis hermanos son buenos músicos). Pero disfruto. Pero me bajo. El sonido de las cuerdas, todas, rítmicas al compás de los dedos del maestro. Pero me irrito. Yo quiero ser el que toca, completamente enamorado, de aquella mujer de madera. Mi única amante que ha rechazado ser adorada, confundida de noche y de día. Quiero su cuerpo, sus cabellos por el puente de su razón, sus melodías de la boca fina, armoniosas palabras. Quiero ser Ulises,

¡Basta de morir envenenados por balas!

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“…Cambiamos fe por lágrimas con que libro se educó esta bestia con saña y sin alma Dejamos ir a un ángel y nos queda esta mierda que nos mata sin importarle de dónde venimos, qué hacemos, qué pensamos si somos obreros, curas o médicos ¡Bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!...” León Gieco/ El ángel de la bicicleta Dedicado a Pocho Lepratti, asesinado por la policía de Rosario durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 Sangre. Sangre, dolor. Palabras andantes por las calles de mis penas. Por las correas que mi pueblo nunca pudo soltar. Hoy, han muerto a un muerto. De balas, justamente cargadas para lo injustamente marcado. De hambre, por protestar la mísera miseria de un maestro. De ignorancia, volcada cuantiosamente por gente ignorante. Hoy el luto de pena. Mañana, los mismos muertos penan. Ayer… ayer solo muertos. Cuantas muertes. Cuantos días. Cuantos dolores inexplicados. Se fue, opresiva mano negra sin perdón. Lo fueron, una y varias veces. Lo mataron, dos, t

Variados momentos más, pero momentos al fin.

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Les enfants, tous. Des phares ardents de lumières. Si incandescents. Ils nous regardent et nous parlent. Et, faits la cour, nous vivons éternellement. Qué importa si hoy no me quieres. Sé que mañana, o pasado, serás la alegría de mi llegada. Qué importa si te regaño. Si igual con tu mirada, todo lo compras, todo lo perdonas. Qué importa más nada de nada. Qué importa mi hermano, mis padres y la familia. Si, en un gesto enamoras la cuadra entera. Errante, tus paso recorren la vida. En aciertos, tú los miras. Qué importa ya. La pregunta o la respuesta. Qué importa ya que no me hables. Si, cuando te diga hola, me dirás muchas más cosas. ¿Qué muchos se ponen celosos? Si. Y los entiendo, de igual manera, a ellos los amo. Pero vos. A vos, solamente. Te amo por estar, en cada abrazo. En cada no, con el dedo. En cada día que te veo. No esperes que el tío te saque más fotos. Ya las tiene, todas y una. Y las guarda para mostrártelas como posabas, cuando no nos hables más que de novios, amigos y a

Mi dos de abril

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Lloró, Lloró y se calmó. Mamá, asustada, su sangre derramó. Y el niño, confiado, se durmió en lenta y tranquila agonía. Hoy es dos de abril, Como ayer, antes de ayer y siempre. Pero la sangre presente, Derramada, ya ausente. Muy llorada. Pero hoy, sin más. Hoy se parece al de ayer, sin más. Dejan, juegan y retuercen cada pedazo de tripas resignadas en una noche de furiosa guerra sucia de borrachos. Alcohólicos e imberbes. Ingratos. Perdedores natos. En triunvirato de marmotas opalescentes al ocaso de la muerte. Con cada niño, ni soldados ni pillos. Con cada chico, corredores callejeros de sueños andariegos de la vida. Muertos en vidas. Todos, al regreso. A los que pudieron escapar de los infiernos sueltos. Tus mocos al viento. Tus ojos a la nada, de la nada misma que corre por la pradera y se hunde al mar que brama sin sol, sin alma. ¡No me mates! Puta madre. Violada por los hijos de verdugos que traicionaron a los grandes padres de mi puta patria. Tan descarriados todos, corriendo hac