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Mostrando las entradas de junio, 2007

Sobre vientos

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Gastándome el viento sobre mi rostro marcado veo mi pasado y no me invito a repetir el bocado que de la mano me das. Las gaviotas no recitan, las gaviotas no leyeron, las gaviotas, solo eso, vuelan para volar. Como Juan Salvador, buscándose en su interior. Así, mirándome al viento me veo volar. Aires. Nuevos, lejanos. Posesiva obsesión. Objeto de observación que plantea diferentes encrucijadas. Adelanto, paso a paso, mis trastos por esta autopista de miseria. No me quejo, no ahora. Pero, soñándome despierto logro entender que este tiempo pasó sin penas ni glorias. Lejos atrás está el umbral de mis días junto al desafío de los que vendrían. Así, uno a uno, acumulándose en humos. Hoy, arriándome las velas, encuentro las tormentas. Nuevamente. Elegir, camino, tormenta y decidir. El mar, aún, es cálida señal que lejos no estoy. Que puerto tengo, pero es atrás. Mirando el horizonte. La brújula apuntándome al norte. Mis entrañas, erosionándome. Las ideas socavándome, pero solo eso y nada más

Amores de mar

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Casi, en confusión, en retirada, en negación o, por diversión, consumido en la pasión. Hoy tomé mi mando. Hoy seré capitán de mi barco. Hoy volveré por los mares. Desembarcaré donde nunca tuve que desembarcar. Saquearé puertos enteros y a medias. Ordenaré la batalla contra otros, hundiré galeones ladrones de corazones. Pero, que tengan en cuenta, No perdonaré. No más ni nunca buscaré el perdón. Ni de tu boca, Ni de la mía. No me ataré sobre mi mástil y ordenaré el castigo, merecido, a mi corazón. Ya no, tengo mis razones. Mis días en el fondo del mar. Mis noches en las playas de islas desiertas. Mis momentos inciertos alcoholizados en ron. Pero nunca más miraré el viento pasar por mi espalda. Solo será, para mi calma, momentos pasados. Idealizándome entronado, Cambiaré mi apariencia y dejaré en mi conciencia mi traje de fina miseria. Aunque escriba, absorto de tanto amor, será solo eso. Amor en palabras, conquistadas a besos. Recuerdos lejanos tan bien adornados, dignos de una fiesta.

Trípode de papel

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Sosteniéndome frágilmente He pensado, tanto, sobre tantas cosas que al final esa rosa ha quedado sin vida. Lástima, Toda esa alegría no era más que esperanza, la peor de las mentiras Busco hermanos, fraternos y con buenas manos, que me sepan curar. Busco sanar, entre todos los brazos. Busco más que amar, y devolver lo prestado. Busco ganar libertad y devolver la crueldad de los captores y amores que encerraron mi alma. Busco mi corazón, es para desarmar. Busco, solo eso, y no los puedo encontrar. Dolores todos. Tan románticos e intensos, profundos y confesos, que marcan las heridas, aún frescas, para dejarlas resecas. Busco amigos, tan austeros consigo mismo, para que se curen de los males que les hago al no verlos ni llamarlos. Busco sanarlos, como curador, para llenar mis horarios y no tener que buscarlos. Busco no perder lo que tengo, perdido en cada rincón. Busco esos rincones. Busco lugares para poder dormir y descansar solo de mí. Amores todos. Tan lejanos y sobrios, desarmados y

Trecho y hechos de amor

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A todos les digo: Por amor doy Mis manos Mis ojos Mis días de antojos Mis corazones rotos Mi corazón sano Mis pulmones fumados Mis aires en vano Mi aliento añejado Mis oídos ajustados Mis corridas al verte Mis encuentros breves Mis recuerdos vivientes Mis días de muerte Mis horas de angustias Mis segundos de letargo Mis dudas Mis aciertos pocos y muchos Mis momentos más duros Y todo lo que pueda donar. Mi carne marchita Mis riñones adictos Mi hígado picado en salsa Mi sangre coagulada Mis huesos repuestos Mis córneas enteras de cristal árabe Y cada parte que se considere útil. Usted decida doctor, no tengo apuro, tampoco se donde voy. Como acto de amor, como suene o como quieras, te daré mi alma extrañada de placer que no existe en mí ser. Eso es tuyo. Enamorarme hasta el hartazgo de ya no querer tocarte más. Ensuciarme en tus días de sudor sobre mí y sentirte en la mañana para reírme de esa noche plácida, amado y amada. Molecularmente hablando, me desarmo en cada “hola” que me digas y

Al Tun tun tus palabras

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Y buscaba en mis cajones de tiempos compartidos las fotos. Encontraba las nuevas, Las que nunca salieron y las que aún no hemos sacado. Todas, particularmente las aún no sacadas, tu imagen se reflejaba. Brillaba. A mi lado, Internada, Incrustada Sobre mi pecho. Fuego. En vano, pero tan gustoso. Quemarse las manos e intentar calcinarse todo sobre tu amor. Esto, aquello, lo otro, nosotros, vosotros, ellos y yo, lejos. De vos, de ti, de ellas y yo, nunca estrella ni gema. Melancolía eterna. Fugaz, salvajemente alucinada, por nada. Casi atrapado, ¡pero no! No porque yo quiera. Solo porque vos puedas atraparme y será. Cuantas palabras que de la nada recuerdan a muchas andanzas, sagaz, cuadros de historietas animadas. Melancolía, aplastada por el peso de los días, por trabajar, por llegar a tiempo, por descubiertos, por conseguir el cambio, por inoperante, por tratante, por drogarte de amor y emborracharme bebiéndote de noche. En copa fina de vino. Causante de mis malarias agudas de vergüen

Parte de guerra

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La pérdida y la traición Como quimera vestido, con ropa de preso, escribo mi sufrimiento. De amores, de pérdidas y dolores. Entre rejas veo que te quejas. Suerte. La muerte hoy no tocó mi puerta y la guerra arrasó, todo, hasta mi propia traición. Estimado Comandante: Escribo mi parte. Parte de guerra Revuelta organizada por dos corazones, hoy destrozados, por esta bélica jugada de amor. Y mi traición. Lejana. Bombas y esquirlas mataron al batallón. La cuadrilla, sedienta, pasó de largo el agua de la vida y no floreció. Solos, en áridos terrenos, pereció. Escribo mi parte. En partes. Se extraña, en estas selvas de marañas entretejidas de sábanas frías y días de lluvias comandando su amor. El hombre, sin nombre, deambula muerto. Ya todo perdió el color. Pero, lejos de aquel amor, las huestes todas esperan la orden que, quizás, decrete detener tanta masacre tendida. Sobre alfombras enrojecidas por el fragor de las batallas. Los niños lo claman. Mi niño, interior, busca desespe

Liar la vida

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Alguien que conozco, tocó lo que desconozco y lo mezcló. Ahora, por miedo, me encuentro. Ahora es momento. Ahora, estoy yo. Insoportable silencio que debo aguantar, más nada será. Lo difícil. Lo imposible. ¿Qué tan lejos llegaré? Lo que quiera, me responde internamente el mí interior con una mueca. Ni mi ser quiere hablarme. Ven a mí. ¿Cuánto más perderemos? Solo será tocar tu rostro. Y los segundos pasarán. Las horas también. Pero que hago ahora, me conformo con esa aptitud, esa mano. Dibujando, solo la mueca de tu enorme sonrisa. Ocasionalmente, destapo mis notas. Normalmente las soplo. Les quito las vetas del tiempo. ¿Cuánto tiempo? Ya no sé, pero es eterno. Lo que perturba es que en todas hay algo de vos. Imaginariamente te hablo en códigos creados para tal fin. Decodificados solamente por los ecos. Espacios vacíos. Rincones lejanos. ¿Cuál es el tiempo de la eternidad? Pregunto y la repuesta no llega, aún, a mis oídos abiertos. Amar, tanto, tanto, tanto que se hace repetitivo. ¿Cas

Estallido

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De amor y de olvidos Órgano principal de bombeo continuo que da la vida y de frágil aptitud cuando el amor aflora. Cobarde, diría. Temblores acústicos dan malestares al son del latido. Simple. Vibraciones claman. Sin calma alguna retumban. Simple. Hoy, mi corazón estalló. Salpicó de mil colores la pared. Salpicó de sangre la luna, blanca en lo alto del cielo. Tan lejos, tan sola, tan llena, tanta sangre y, como reseña, muestro el hueco de mi pecho. A todos. A vos. A él. A cada transeúnte de este anochecer. Al frío lo convido con el sabor de mis gotas de húmedo rocío de vapor que sale de mi pecho. A los que se asustan les digo: ¡No, no es una herida! A los que se asombran les digo: ¡No, mi sangre no tiene valor ante tal hecho! Y déjala corre. Como río. Como lluvia sobre el asfalto que busca esconderse en algún agujero que lo invite a pasear en agua dulce. ¡No, no puedo y no debo! Morir por morir. Ni desecho. Ni en el olvido. Seré, claramente, el hombre del pecho vacío. Con titulares en