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Mostrando las entradas de diciembre, 2009

Pasaje

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Saltaré desde lo más alto más alto y profundo más profundo y oscuro más oscuro y silencioso más silencioso y simple más simple y preciso más preciso y claro de tan claro a lo oscuro y entregar el corazón como señal de algo. Nuevamente partiré buscaré las locuras perdidas y las encontraré. Nuevamente partiré buscaré las nubes desvanecidas y las encontraré. Nuevamente pariré buscaré tus ojos en la niebla y te veré. Nuevamente partiré y si tus ojos se ven, tu boca besaré. Intenté domar el espíritu que habita en lo más oscuro de mis pensamientos oscuros y no lo encontré. No hay luz fuerte que contenga tanta claridad para poder encontrar cosas que no se ven. Tampoco hay lugares eternamente oscuros dentro y fuera de mí, salvo las noches en lugares oscuros y nublados de parajes montañosos. Tampoco encontré en mis cajones las drogas de siempre y por ese motivo las dejé. He dejado de todo por todos los lugares que nunca volveré, pero estoy seguro que nada he pedido en el camino. Hoy cerraron la

A Pocho

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A Pocho lo mataron Porque a Pocho le dispararon. Pocho murió. Pocho no quiso, pero la muerte en los ojos de los que odian y envenenan el agua de la vida pueden más, y murió. Pocho recorre. Pocho calla. Pocho grita. Pocho sabe que los jinetes matan y él los enfrenta. Pocho muere. Yo muero con él. Los niños mueren con él. El que lo mató muere con él. Los que saben que pocho muere, también mueren. Los que son reprimidos en Plaza de Mayo también mueren. En el Chaco, los hambrientos, mueren. Las putas de misiones mueren, porque Pocho muere. Los mineros de Santa Cruz mueren, porque Pocho muere. Los maestros de Salta mueren, porque Pocho muere. Entre tantas muertes uno se queda atónito. ¿Por qué Pocho muere? Porque Pocho tenía que morir para vivir eternamente. Porque Pocho era eso. A Pocho Lepratti, muerto hace 8 años en Rosario por la policía asesina de la provincia, cuando quería, desde el techo del comedor comunitario, proteger a los chicos gritando "Bajen las armas, acá solo hay pibe

Nena

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Prefiero ser yo el que jala el gatillo dispara sin razón y te mata. Nena, la herida que sangra es mortal, pero de muerte lenta. Y juro que muero. Prefiero ser yo el asesino, pues he matado a gusto, con gusto, lentamente, conscientemente. Nena, sangro más de lo que tengo, pero lentamente me muero, y no regreso. Prefiero, por obvia melancolía, ser yo el asesino. Tengo el arma, las ganas y mis ansias. Nena he muerto y no lo sientas, a pesar de todo, te quiero. Dejaré de llorar cuando pare de llover, dejaré de tomar cuando el vaso diga vacío y mi espíritu de sobre el suelo. Darío.