Y buscaba en mis cajones de tiempos compartidos las fotos. Encontraba las nuevas, Las que nunca salieron y las que aún no hemos sacado. Todas, particularmente las aún no sacadas, tu imagen se reflejaba. Brillaba. A mi lado, Internada, Incrustada Sobre mi pecho. Fuego. En vano, pero tan gustoso. Quemarse las manos e intentar calcinarse todo sobre tu amor. Esto, aquello, lo otro, nosotros, vosotros, ellos y yo, lejos. De vos, de ti, de ellas y yo, nunca estrella ni gema. Melancolía eterna. Fugaz, salvajemente alucinada, por nada. Casi atrapado, ¡pero no! No porque yo quiera. Solo porque vos puedas atraparme y será. Cuantas palabras que de la nada recuerdan a muchas andanzas, sagaz, cuadros de historietas animadas. Melancolía, aplastada por el peso de los días, por trabajar, por llegar a tiempo, por descubiertos, por conseguir el cambio, por inoperante, por tratante, por drogarte de amor y emborracharme bebiéndote de noche. En copa fina de vino. Causante de mis malarias agudas de vergüen
Comentarios