Seis del ocho de mil novecientos cuarenta y cinco
La
luz de la madrugada quema.
Como
quemó con la rapidez del rayo gamma a cien mil personas.
Cien
mil uno murieron luego.
Cien
mil dos cayeron más adelante.
Cien
mil tres perdieron su piel y murieron
Cien
mil cuatro la radiación les perforó los ojos y murieron ciegos.
Cien
mil cinco estaban amputados, el hospital no daba a basto y con nada
más que quemaduras en sus cuerpos sin miembros murieron mucho más
rápido que Cien mil seis.
Se
dice que el sol salió dos veces.
Se
dice que Cien mil dejó de serlo y trepó el medio millón.
Un
sólo país, que dice ser garante del mundo libre, asesinó a medio
millón de personas en una hora y media, dos días seguidos, con
cuatro mil kilos de explosivos con un núcleo de seis mil doscientos
gramos de plutonio doscientos treinta y nueve y tres días antes otro
de Uranio doscientos treinta y cinco con un poder letal de veinte mil
toneladas de tri-nitro-tolueno, explosivo de moda en varias
caricaturas de la época.
Llamativamente
la gente muere por fat man y Little boy que caen del cielo en un
experimento aprobado en un escritorio del otro lado de mundo.
Llamativamente hoy, el mismo país, sigue matando gente de forma más
sofisticada y profesional sin que nadie diga nada ni objete que en su
cuenta de saldo tiene más de cinco mil armas nucleares de última
generación sedientas por siete mil quinientos millones de seres
humanos.
Little
Boy cayó en Hiroshima y Fat man en Nagasaky. Hasta hoy en día ambas
ciudades son zonas radioactivas. La explosión calculada de Hiroshima
fue diseñada para que explote a cien metros antes de caer sobre un
puente que dividía la ciudad industrial de la ciudad civil y que el
daño sea mayor y devastador, con observadores a cientos de kilómetros del lugar. Los sismógrafos del mundo detectaron la
explosión. El que está ubicado en La Plata también participó del
anuncio del fin de los tiempos. Si Picasso pudiese pintar esto,
debería prender fuego un marco de tela de cien kilómetros de
diámetro, ya que representar el poderío de la bomba atómica superó
ampliamente las toneladas lanzadas a Guernica por los Alemanes a
España.
“Hay
dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. De lo primero
no estoy tan seguro" Albert Einstein
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