Telar de Estrellas

Se pinta la cara de lunas, suele hacerlo seguido, labios y ojos de estrellas, su pelo una larga cabellera de cometas y como pendientes luceros que brillan lo justo y necesario para la noche. Nunca quiso perderse la noche, contemplando una ventana, mirando hacia la oscuridad de la noche, su rostro brillaba recordando aquellas palabras que sellaron su inocente vida en aquel pueblo en dónde la luz artificial era ciencia ficción del futuro tan lejano como el pueblo más cercano, la gran ciudad. De consumir aire y agua, una noche pasó a pastillas y merca, que la cocaína solo era ese polvo rubor insolente que la mantenía sobria y fogosa. De respirar la pureza del ceibo a saborear el humo del tabaco, mezclado con la lengua, pasado de boca en boca mientras un martini secaba lágrimas entre las muelas y dejaba marcado un tono rojo lobo feroz en el borde de la copa. Con boca de pecado, gustosa de obispo que se masturbaba mientras ella y sus vecinas acompañaban a la abuela a rezar al santo padre ...