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Mostrando las entradas de junio, 2014

Suerte

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Que suerte rara. Suerte de encontrar tu rostro entre la gente. Suerte y ver tu cara maravillada de tanto andar. Suerte ser la sonrisa que cubra el día y lo descubra. Suerte al tener tu boca cerca de la mía y, entre el aire que se respira, no hacerlo más. Suerte que al morir se dejan heridas. Suerte de estos pagos y que la nieve no bese el suelo. Suerte para la lluvia. Suerte para la tierra. Suerte de aquellas suertes que ya no espero. Suerte, que mala suerte y no verte más. Y despedirse de las mañanas. Y despedirse. Y ser el dueño de las entrañas que duelen al caminar. Desde La Oscuridad a Diario , Darío .

Besos de sopa

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El primer sorbo, el que siempre está caliente y quema la lengua o los labios cooptó la atención de sus sentidos. Volvió a hundir la cuchara en la espesura del líquido que se vaporiza y sube hacia su nariz y entrega la cinética de Pavlov y el ladrido necesario para entender cuan vivo estaba ese día. En lo profundo del buceo intenta levantar los trazos rojos, verdes y el espejo oleoso que se dispara y cambia de forma. Lentamente se suelta, por instinto, un vendaval de aire que separa los labios y deja una boca entre abierta besando la nada, el calor y un alma vaporosa. Se rescata nuevamente la postura desafiante e ingresa al estallido de sentimientos. Tu padre, tu madre y la abuela. Tu tía, tus días en el campo y los días en la ciudad. Lejos de tu tierra y tierra adentro. Todos los colores mezclados en forma de haz de luz y el calor de un cuerpo simple, en estado sólido, que espera equis momento del día para entender lo gratificante de los sentidos. Sale vacía a busc

Desvelos radioaficionados

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  Algunas veces y otras no tanto, pero siempre o casi cuando puedo, pienso que necesito saber en qué universo estás hoy parada, esperando que una ligera señal de luz enfoque tu radiotelescopio y me encuentre a mí, en mi emisión diaria de pensamiento, pensando en ti. Algunas veces. Otras uso la cartografía estelar y apunto a la estrella más lejana y brillante del cielo oscuro. No sé si te llega mi señal, sólo espero que mi frecuencia sea la misma, que la onda no se convierta en calor y si lo hace, que sea el mismo calor de verano y tu desnudes entera en la cama, alejada de las noches, las estrellas y del mar inmenso que rodea nuestras tierras. A veces, uno quiere trepar las nubes, atrapar la luna y adueñarse de tu universo. Otras, caemos al suelo estrellando el cuerpo sobre la misma verdad que es tan dura como la piedra. A veces sí. A veces no. Desde la Tierra a Marte, en una sola señal, existen aproximadamente 9 minutos. A Marte, no es tanto tiempo. A tu tierra, si.