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Mostrando las entradas de marzo, 2009

Colapso especulativo

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Síndrome de jactancia aparente. Despertando, amasando el pan de las faltas. De lo que falta. Todo ataque de locura es transitorio. Páramo de bestialidades, ingratas migajas que la misma miseria logra rejuntar, de vez en cuando, casi siempre, del lado en donde la basura tiende a tener el peor olor. Tus lágrimas inundan las jocosidades de los leviatanes que mueren en el hondo y profundo charco, devorando los más fastuosos manjares que la misma entraña de la selva madre intenta tragar y deglutir suave, lenta y hermosamente. No es más que tu muerte, la extrañeza de las quietudes, la que asombra al núcleo rodeado de familias inocuas y estériles, lejanas al corazón y la misma razón olvidada, que pronuncia tu nombre y te trae al fondo, sostenido, al interior oscuro y degradante que toda alma pura y sucia niega, esconde y disfruta. No será la primera vez, no así ni en esta puta y retorcida catarsis de loca imaginación. No te veo muerta. No te veo suelta, no te veo. Ese velo ingrato y esperanza

Negada de dios

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Por vos estamos Por vos quedamos Por vos amamos. Las hay, están. Están y salen, las buscan, las atrapan, las pisan, las matan, las mutilan, las corren, las pisotean, las aplastan y sin gimotear, lloran a oscuras por sus almas negadas. Son rebeldes. Dos, tres o miles de millones Son sensatas. Dos, tres o miles de millones Son dóciles. Mártires de una causa, sin causa, sin historia, sin sueños, sin glorias, sin tiempo, sin cantos, sin flores, sin años, sin dones y siempre se las busca para mejorar la vida, llorando por todos, por montones. Son subversivas Dos, tres o miles de millones. Son equilibradas. Dos, tres o miles millones. Son resignadas. Y de puta te visten y de puta te quieren y de madre te obligan y de niña te enseñan y de nada te sirve y de nada te sacan y de vieja te olvidan y de obrera te denigran y de maestra te enseñan y de diosa te borran y de reina te matan. Matan a las rebeldes, mutilan a las sensatas, golpean a las dóciles, condenan a las subversivas, ignoran a las eq

Una y mil veces

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Ciclo sin fin Embebido de amor Trastornos varios sicosomáticos Exteriorizados y paranoicos Embebidos de amor Y después de tanto tiempo El cuento completo lo pierdo. No tiene en sí un sueño, pues es sincero al decirme al oído lo que no quiero. Y después, enojado, maldigo los comentarios inapropiados y me siento dispuesto a perdonarme. Una y mil veces. Lograr ver, ya doloroso es el sol que transmite la sensación mórbida de vivir apegado a la maldad de los manjares, y tentarse, e intentarse, las palabras y decir que no a los demás expositores, hoy, ayer antes de ayer y en toda la semana. Una y mil veces. El no de siempre y el vómito de locura cansada de andar con el cuerpo a cuesta arrastrado de la jornada completa e inaudita, para contarte, para pedirte, para explicarte, al no tener un oído limpio que escuche. Una y mil veces. Y después de tanto tiempo El cuento súbitamente lo entiendo. Ya no quiero errar a la ventana y golpearme la cabeza contra la pared, lo pienso, lo admito, lo ruego

Imaginaria locura

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Déjame demostrar tus intenciones locas amada. Verás, lejana, se encuentra mis días todos, en el futuro. Crear, inspirador. Crear, solemnemente inspirador. Vale una creación, un lujo. Lejos de lo que vemos, sentimos o creemos, una inspiración, avocada al ser, al insomnio mental proporcionado de ideas, lejano, una representación. Y tocan las trompetas. Y tocan las ideas. Y el jazz se expande. Déjame ser ideas. Déjame ser improvisación de locuras en este incesante calor, humo y alcohol. Busca a quien calentar. Búscame caliente, brusca antes el dormir. Sentimiento de lejanía, búscame en tu frente fría y disípame lentamente, claro, disípame la mente. Ya no te caigas. Ya no tiemble. Ya no quieras. Por favor. Y no dejes de caer. Tropezón, déjate caer, ante el suelo de recuerdos. Déjate caer y no me contradigas. Y no vale la palabra. Y no vale el corazón. Y no valen tus ideas, pues con tanto corazón, de arena y viento, déjate cruzar por tu cuerpo y extrañar tus cientos. Quiero tus tantos y tie