Recorte

Vuela, vuela, mariposa Vuela para no mentir Escapa de mí y mis manos te vas arrepentir En una tarde sin suerte, esperando la nada ambulante que me lleve a tus brazos, se posó en mí. Levantando la mirada la vi. Se acercó asechando y yo, como viejo león de caza, la esperé. De un beso, la despedí y me fui. Los siento mariposa mentirosa, ya no correrás tras de mí. Afortunadamente pienso en ella dos o tres veces al año. Una vez pensé durante más de cuatro minutos y me dolía mucho la cabeza. Ya no quiero eso. No me gusta tomar pequeñas dosis de ingratas compañías y mentirme. Saqué de mi bolsillo una tijera y me corté el pensamiento. Lo tiré al viento y voló. Creo que si miraba por la ventana de la nada ambulante vería que ese vago recuerdo viajaba detrás de tu bicicleta rabiosa. No, me dije. No más. Las bicicletas rabiosas me hacen transpirar. Negado, emprendí el viaje de una transmutada tarde que quería ser de noche. La metamorfosis perfecta que hacen las mariposas antes de ser voladoras ex...