Creo en nada, últimamente, pero en algo creo.
Con tiempo para olvidar se olvidan de mis cosas. Con tiempo para llorar se llora por cualquier cosa. Con tanto tiempo perdido se pierden las mejores cosas. Con los años atrás difícil es recordar. Jugó Plácido sobre el techo por más de una hora, para luego bajarse ante el grito desesperado de su vecina que lo atormentó más que asustó. Él no entiende bien el por qué de esa desesperación, pero sabe que lo están cuidando. Intentó poner un pie sobre el tapial que rodeaba la casa lindera y desplazando el cuerpo por la pared se afirmó con sus manos sobre la reja de la ventana y voilá!, estaba de un salto sobre el césped. Caminó despacio, con sus pies descalzos, para no hacer ruido y al abrir la puerta lo esperaba su madre. Su cara decía todo. Escuchó a la vecina gritar y lo esperó con el cinto en la mano. Era común que a Marcos lo golpearan con el cinto del padrastro o con lo que se encuentre a mano en la casa. Pegarle era como un deporte. Una vez terminó internado con una fractura en su bra...