Historias de guerras inventadas - Cap. uno - La felicidad
Libia, alguna ciudad allá por el año 2016
En
Libia murió Gadaffi.
Hay
miles que festejaron la muerte en vivo desde los medios periodísticos
del mundo libre.
Era
felicidad ajena.
Hasta
que vinieron por las Aldeas, luego por los niños y luego por el
pueblo entero.
Seguía siendo felicidad ajena.
¿Felicidad?
Nunca
consistió en un momento dado, justo, preciso. Es la suma de todos
esos momentos cedidos, justificados, merecidos. Es breve. Es un
instante infinito de un estallido químico intenso. Ingresa primero
por la nariz, desde lejos, es detectable como el fracaso o la
tristeza. Es un percutor segundos antes del estallido que complementa
y hace reacción el sentido de seguir vivos, el estarlo, el sentirlo.
Se
compadeció y retrocedió dos paso, miró a los costados, no lo mató.
No era el momento de ejecutar a nadie más. Se llevaron a las
mujeres.
Se
fueron. Dejaron la aldea vacía de ruidos. Hay humo.
Humo
negro.
Hay
muertos.
Era el fin del mismo mundo.
Era el mundo.
Lo único que tenían.
Darío Martin.
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