Historias de una guerra inventada - Capitulo uno - El Amor
Ella
lo mira fijamente para que la eternidad no se lleve su juventud como
la muerte lo hizo.
Él
la toma de la cabeza, rozando su mejilla extinta.
Ambas
bocas se besaban.
Un
cuchillo al costado de ella.
Él
murió primero, dijeron los señores que analizaron lo descubierto
por medio de radio isótopos de amor.
Ella
murió después, según el análisis cuántico establecido con una
radiografía novelística.
Fue
en Valardo, Italia, mientras escarbaban en una cancha de hockey hace
unos años.
Seis
mil años atrás.
Durante
la primera hora mataron a los más débiles, los niños. Las opciones
eran machetazos, violaciones, balas de diversas armas, puños o
cuchillos.
No
hay como la noche para ver entre las bengalas que iluminaban el cielo
del campamento de refugiados de Sabra y Chatila que el ejército de
ocupación israelí lanzaba a los cristianos falangistas libaneses
que ingresaron con la sola intención de venganza.
El
mundo murió de amor.
Se
suicidó de amor.
Más
de tres mil mujeres, niños y ancianos murieron durante la agónica
noche del 15 de septiembre de 1982.
Pese
a todo ese odio, se sigue pidiendo a gritos, por el mundo, una
Palestina libre. Eso es mucho amor.
“...Te
podría decir que te extraño hasta el punto de perder el sueño...”
2
diciembre de 1966 en Ñancahuazú.
Seis mil años de amante, Los amantes de Valardo.
Carta escrita por Ernesto Che Guevara para su mujer en Cuba.
Darío desde La Oscuridad a Diario.
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