Apaciguada



Estuvo inquieta. Retuvo el aliento.
Miro fijo el cielo.
Esperó.
Miró nuevamente casi acompañando el sonido del mundo que se cae.
Sonrió.
Su mundo se cae.
Es imperioso el tiempo en que se cruzan las miradas.
Milimétricos intercambios.
El agua cae.
Viene trayendo la furia de una caída.
Pero la delicada gota sólo cae.
Sonríe nuevamente.
Se distrae con el aroma de tierra arrasada por el aguacero que se adelanta.
Su mundo muere.
Lentamente, pero muere.
Esperó.
El agua sigue cayendo.





Esos minutos en donde el placer de ver que puedo tenerte,
detenerte,
no existe.

Darío Martin desde La Oscuridad a Diario.

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