Niñez
Y
si juego a cerrar los ojos,
pensando
en que podemos regresar cerrando los ojos,
apretando fuertemente los ojos, mirando lo anterior, retrocediendo día a día
desde que los ojos se cerraron por última vez y abriendo lentamente
el pasado cuando los ojos abierto te conocían.
Y
si es un juego solamente, no tiene sentido pensar que retroceder es
una realidad.
Y,
como juego solamente, ya no quiero cerrar los ojos.
Ya
no quiero jugar.
Los
juegos del nacer.
Los
juegos de infancia.
Los
juegos del adolescente.
Los
juego de adultos.
Los
juegos de mayor.
Los
juegos de la muerte que, cual ratón en garras del gato, te cruza de
lado a lado correteando hasta que por cansancio uno cae en su maldita
y jocosa boca.
Darío
desde La Oscuridad de tu boca.
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