Miedos


Asustan.
Vienen.
Te llevan y te dejan en el mismo lugar dónde te encontraron.
Nunca te fuiste.
Nunca dejas el ridículo.
Ahora, lentamente, calla.
El silencio es eso, la idiotez de perder completamente todo sin hacer completamente nada.

La necesidad imperiosa de tener días soleados en plena dictadura de los sueños y cerrar las puertas a lo hermoso, doblarse de infeliz y predicar palabras sueltas acumuladas por la dislexia.
Quisiera pedirte tantas cosas y decirte que sí y despertar juntos mirando la sonrisa que nos da brillo día a día.




Los días de aquellos y los que vendrán.
Darío desde La Oscuridad necesaria.


Comentarios

Anónimo dijo…
Volviste a escribir!, que bueno, me alegro por vos y por tus lectores...
Dario Martin dijo…
Hola Anónimo! tanto tiempo! si, arranque debido a que tengo mucho por escribir, mucho por decir y mucho por hacer... También tengo para armar, ya que el libro quedó esperando el armado final. Necesito un Edgard Poe para seguir escribiendo cuentos y una Alejandra para las poesías... Una Gabriela para las alegrías y las cosas buenas y Un Julio para sorprenderme de todos ellos. Abrazos estimadoa.

Anónimo dijo…
Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.


(se lo robe a ella...espero no se enoje conmigo..)

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