Fuero
La
delgada línea que separa tu cuerpo del cuadro en general, es una visión paranoica
y panorámica.
Lo
artístico de lo cotidiano y un mundo empobrecido, sin vino tinto sobre la mesa.
Una
canción que se escucha detrás de un parlante que no funciona y bailar al son de unas cuantas balas en las noches de
tu barrio.
Lo
triste es ser una gota de lluvia en pleno invierno y caer desde lo alto con la
esperanza vana de convertirse en un lento copo de nieve y morir siendo agua,
barro y, luego del sol, vapor.
Tristes
los niños.
Yo
no tengo la culpa, el viento frío del sur se apagó.
Se
acumuló frío en sus huesos y el zócalo de la puerta lo dejó entrar. Apurado
dijo dos palabras.
Ayer
murió toda desesperación.
Soy
y yo.
Lloré
un tiempo después.
Te
entendí.
Y
palpité el final con un compás de espera y reforcé el milagro del calor humano con
mi cuerpo. Vos, desde aquella mañana gris, estabas muerta.
Desde acá, Darío.
La Oscuridad a Diario, diariamente...
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