Año nuevo, hombre nuevo
¡Corre, corre! Que
la guagua ya se va.
Allí corre Carlos,
el pequeño. Corre rápido tras la guagua que se va y lo deja y todos gritan
agitando banderas.
Yo soy un hombre sincero,
Carlos corre y
corre porque la guagua ya sale, la guagua se va y lo deja y no quiere y reniega
porque no llega, más rápido que el viento, más rápido corren sus pies,
descalzos por el suelo. Raídos trapos lo cubren, contento con su sombrero que
lo tapa del sol áspero de invierno y del calor de cañas del verano caribeño.
De dónde crece la palma.
Carlos, nacido con
el maltrato, corre por el pueblo para alcanzar la alegría. Su padre lloraba en
la radio de la cuadra que tocaba una voz de victoria danzante.
Y antes de morirme quiero
Sánchez, el patrón,
huyó antes de anoche como un cobarde. Dejó el campo con el cañaveral en llamas
y su casa vacía. Insultaba a Carlos, por ser pequeño y por tener más futuro en
su vida, que él y su dinero.
Echar mis versos del alma.
La guagua parte
hacia la Habana en caravanas divididas, todas unidas al grito de los barbudos
que descendían de las sierras gritando balas de guerras y un canto de libertad.
Yo vengo de todas partes
Allí sale Carlos
gritando que la guagua no lo espera y corre para llegar, corre como si fuera la
última vez de su vida. Nadie quiere perderse el choque de los trenes y las
balas justicieras ni el sombrero alado de un tal comandante Cienfuegos y el
extranjero doctor ni los demás compañeros que van hacia la Habana vestidos de
sol de enero.
Y hacia todas partes voy:
Hoy es día de esos,
de fiesta y de los pobres, los que con poco y nada festejan la madrugada de un
año nuevo mejor. Así sale la guagua, cargada y agitada, van todos hacia la
Habana, porque Fidel ya llegó. Carlos alcanzó la guagua, agitando su corazón,
ese pequeño guajiro lleva revolución, la sangre de José Martí y la bandera
Cubana, flores para su tumba que ofrecen cantando un son.
Arte soy, entre las artes,
En los montes, montes soy.
A los 53 años de la Revolución Cubana, salud!
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