Estado
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Pero la risa -sorbo de por medio para que no se enfríe el café- la
risa es como la fiebre, viste. Cuando la enfermedad avanza el cuerpo
responde con fiebre. O sea, es la alegría una enfermedad momentánea
y la risa su síntoma.
Miro
mi poco vino que queda, me relajo un poco -sé que parece que no
escuchara, pero no, estoy atento- y prendo ese cigarrillo que durará
exactamente 10 minutos.
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No -mientras tiro el humo- no creo así que sea la risa. La risa es
un estado de ánimo y no tiene que ver con la felicidad siempre. Uno
ríe, si, por felicidad. Otros lloran por felicidad. Unos lloran
mientras ríen y otros lloran mientras sufren. La risa es un estado
más de ánimo.
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Si, lo sé. - Apura el café- pero la felicidad y la tristeza son
estados, no la risa. Ella es un síntoma.
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Sí, también es un síntoma. Pero, fijate. La gente demuestra en las
calles los gestos. Sus estados en los rostros, en el andar, en el
cuerpo y con acciones. Siempre – Fumo, largo el humo y tiro la
ceniza sobre mi remera, bajo la mirada, pero no pierdo el hilo.- vos
te pones a mirar. A ver, allá, la chica que habla con el flaco, la
de azul, al costado. Él está hablando y ella se toca los labios,
los muerde disimuladamente, lo desea. Se lo dice en la cara y él
sigue con su perorata. Quizás contándole el nuevo juego de Play que
compró.
Se
ríe y me mira enojada. Yo la miro entre cada palabra, ya que sus
gestos importan tanto como el discurso.
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Eso es prejuicio. ¿Y si le está hablando sobre el sexo de anoche y
ella lo recuerda, lo desea por eso? A parte, no tiene nada que ver
con lo que decíamos.
_Sí
tiene que ver. Su estado es de excitación. Se calentó mirándolo o
escuchándolo. Puede ser, ya sea que el flaco hable de las guerras
médicas o del programa de la comuna de París ella está excitada.
Siento
el calor del vino y en el dedo el calor del cigarrillo que se
consume. Fumo lo que queda, ya se fue uno más.
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Digamos que está excitada, porque el flaco la calienta, pero no
puede estar en “risa” como estado emocional.
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Sí, sale de acá y cuando camina hacia la nada, su hogar, se irá
riendo de si, recordando. Ese estado es “risa”. La risa no tiene
que ver con la felicidad. La otra vez me contaban una tragedia
personal, un maltrato físico, y mientras lo hacía reía cada cinco
minutos. -La copa se calienta, se siente en la sangre y tomo el sorbo
lejano de su espesura.- eso lo hace en forma de defensa, de tapar una
una tragedia con un estado que es “risa” porque no es ni malo ni
bueno y disimula lo feliz de salvarse y lo triste de vivirlo.
Las
miradas no bajan, el debate sigue. Estuvimos horas hablando. Riendo,
mientras la copa de vino bajaba y el café se enfriaba. La tarde ya
casi es noche.
Salí
caminando. Tomé la diagonal, bajé al subte y cuando esperaba el
coche me vi en un reflejo de publicidad, riendo.
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Ves -dije con una mueca en la cara- ese es el estado que quiero, la
risa en las caras de los demás que se contagia en mi cara mientras
hablamos.
El
subte llega, no se borra fácilmente el estado nuevo de la risa con
el tiempo, con el ruido.
Río porque me gusta reír.
La risa es un estado de ánimo, la necesito y un placer, lo necesito.
Darío, desde La Oscuridad a Diario.
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