Las Mariposas


A golpes. Las mataron a golpes. A sus esposos, los torturaron a los golpes. A ellas, sus esposas, las mataron a golpes. Simularon que el odio se disfrazaría de choque y, al caer al vacío de la cuesta, sus muertes serían símbolo de un choque, simplemente.

Patria, que por las dudas dudaba de todo, sabía que la muerte y el Generalísimo la andaba buscando como esos perros de caza que olfatean más de la cuenta. Patria murió a golpes en el cuerpo y con un pañuelo fue atormentada hasta perder el aire dominicano de sus pulmones.

El Generalísimo se entera de las muertes y tacha de su lista a los intentosos rebeldes que intentan derrocarlo de su raíz dura de poder y gobierno. El pueblo, su pueblo de oligarquías y negocios sucios, quería ver los palos con las cuales fueron brutalmente golpeadas las tres, hasta llegar a la muerte.

Minerva fue golpeada. La misma suerte que su hermana Patria. Gozó de la misma suerte también de morir, como última fortuna, asfixiada por un pañuelo. Se la mató a golpes tantas veces que del accidente no se recuerda nada, sólo de su muerte de golpes y palos.

Minerva no sospechaba que la SIM estaba tras ellas, las tres muertas a palos después de sospechar más de la cuenta que el Ejército la acusó de algo y luego la perdonó de no se sabe qué. Sólo por ser la mujer de alguien testarudo que no quiere dictaduras en sus país. Minerva sabía igual que Patria que el Generalísimo era, de naturaleza, un asesino.

María Teresa, compañera de prisión de Minerva en esos salvajes momentos, nunca pensó morir a golpes por verdugos de poca monta. Sí sabía que el tiempo corría y que la podían alcanzar. María Teresa muere con sus hermanas golpeadas en la casa de La Cumbre, en donde el morboso Capitán Peña Rivera las esperaba ansioso de verlas muertas y cumplir su misión.

Con ellas muere también el chofer que las llevó a ver a sus esposos presos por decir que Trujillo era un dictador asesino.

Trujillo y Pupo Román planean todo desde el principio. Los pasos a seguir y golpear certeramente el corazón, el cuerpo y el alma de la República Dominicana y, de paso, dar de palos a las hermanas Mirabal.

Nunca supo Trujillo de su suerte. Mató a las mariposas que el pueblo amaba. Peor aún, el tipo de muerte que se les dio es un símbolo de lucha a nivel mundial. A Trujillo lo asesinaron como a un perro. Como, mejor dicho, a un chacal carroñero. A las Mariposas Mirabal las resucitó su muerte.

Todos tuvieron en sus manos la sangre de esos golpes, al igual que todos fueron juzgados, tan así que cuando pudieron ser más cobardes huyeron ayudados por el mismísimo Generalísimo ya fallecido y escaparon al país de la impunidad, tan lejos como los cobardes pueden huir.

Desde Ojo de Agua, de noche, salen las Mariposas porque muertas no están. Salen porque vivirán más que la misma memoria de los que luchamos hasta morir.



Patria, Minerva y María Teresa muertas por el dictador Trujillo.

La República Dominicana no se las olvida.

El mundo dice que todos los 25 de Noviembre se diga no a la Violencia de Género.

Decí no. Decí basta.


Darío desde La Oscuridad a Diario.

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