Pretender


Chocaron fusiles.

Corrieron montañas e islas. No fueron terremotos ni volcanes, pero cabe aclarar que sus vapores y calores de cañón en acción continua sobre el enemigo aún se sienten.

Cuentan los más alejados rincones que su color rojo tiñó cabezas negras, blancas, amarillas, marrones, cristalinas, opacas y purpurinas. Cuentan esos rincones añejos que hoy sigue siendo joven. Un muerto viejo, muy joven. Cuentan los rincones alejados que no hay peor muerto que el que no quiere morir y él es uno de esos que se levantan, ondea pecho y banderas, y recorre cual viento frío las espaldas de los pueblos.

Acá, en este rincón murió.

Acá, en este otro rincón nació.

Acá, en este rincón vivió.

Acá, en este rincón revivió, caminó y se esfumó para confundirse con el aire.

De chiquito vomitaba el aire que respiraba. De grande, según sus anotaciones, también.

No pretendemos vomitar el aire. Ni pretendemos mover continentes. Ni pretendemos ser muertos vivientes. Ni pretendemos ser rincones. Solo pretendemos ser prudentes y esperar la señal. Tenemos el balde de pintura de color arco iris y arrasar la tierra grande y pintarla a gusto y obra de semejante Comandante.




Asesinar al Comandante Che Guevara fue el error maestro de los maestros del terror.

Yo tuve un amigo.

Hoy lo tengo y lo sigo.


Darío, desde este rincón de La Oscuridad a Diario.


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