Mi dos de abril

Lloró,
Lloró
y se calmó.
Mamá,
asustada,
su sangre derramó.
Y el niño,
confiado,
se durmió
en lenta
y tranquila
agonía.



Hoy es dos de abril,
Como ayer, antes de ayer y siempre.
Pero la sangre presente,
Derramada, ya ausente.
Muy llorada.
Pero hoy, sin más. Hoy se parece al de ayer, sin más.
Dejan, juegan y retuercen cada pedazo de tripas resignadas en una noche de furiosa guerra sucia de borrachos.
Alcohólicos e imberbes.
Ingratos.
Perdedores natos.
En triunvirato de marmotas opalescentes al ocaso de la muerte.
Con cada niño, ni soldados ni pillos.
Con cada chico, corredores callejeros de sueños andariegos de la vida.
Muertos en vidas.
Todos, al regreso. A los que pudieron escapar de los infiernos sueltos.
Tus mocos al viento.
Tus ojos a la nada, de la nada misma que corre por la pradera y se hunde al mar que brama sin sol, sin alma.
¡No me mates!
Puta madre.
Violada por los hijos de verdugos que traicionaron a los grandes padres de mi puta patria.
Tan descarriados todos, corriendo hacia tu plaza.
Y, sin pensar, nadie fue fusilado en castigo de honor por traición al niño que hoy murió.
Pero pagaron su cuota, la sangre roja del muchachito de largas botas y pescador del Paraná.
Al vecinito que corría con ganas su vida, luego por la vida misma llorando al ver que sus manos ya no eran inocentes.
Ese amor a las velas.
Aún me desvela.
Aún las veo clarificando la pieza que, contigua, aparecía la sombra de mi madre llorando por el derrame de cientos de inocentes.
¿Si quieren venir, que vengan?
¿Y por qué no saliste? tan ilustre personaje macabro vos, y todos, los que apoyaron el engranaje putrefacto de pelear con el imperio, decadente como su propio entierro.
La soberbia.
Soberanía.
Los derechos.
Los humanos.
Los vencedores.
Y Los vencidos.
Los que lloramos a nuestros hijos que ya nunca volverán.
Los que al llegar, buscaban el apoyo mental de los que se juntaron todos al coro de patria y entregados al odio provocaron la desgracia.
Los que en la escuela practicábamos tácticas de guerras.
Los que confiábamos en aquello con el poder de palabras huecas, absurdas y manifiestamente espartanas.
Se va la guerra, se van los sueños, las glorias y los nuestros.
Hoy, es dos de abril, como mañana, pasado o en el futuro cercano.
Pero no es lo mismo.
Los muertos todos decimos.
Castigo a los traidores.
Si Bolívar los viera. Si San Martín los siguiera. Sin Artigas pudiera. Si Belgrano supiera. Si Moreno escribiera, al menos fuera solo una ilusión. La muerte de los macabros, borrachos todos de alcohol, la sangre derramada será por la patria. Ni la puta ni la barata, la que ellos, militares héroes, en cartas confiaban y con hechos afirmaban.


Se fue, se va. Pero el dos de abril quedará como una mancha en mi memoria, mi cuerpo y las glorias de pequeños niños jugando en la niebla, a la guerra prestada y perfeccionada por los señores muerte, miseria y peste.



Lo que te da la vida
una bala te la quita.
¡Hijo!
¡No mueras más!
Hijos, todos.
Pero vos, dios.
¿Dónde estuviste?
Si tus hijos, ciervos,
han caído del cielo
a este espantoso infierno.
Tus clérigos, todos,
han servido a este banquete
de sueños inocentes,
a cada hijo viviente
de esta tierra
que aún llora miseria.
No más muerte.
No más guerra.
Ni bautismos
Más condenas.
Más castigos.
A los que,
con dados y dios,
mataron por pagos,
bonos y estragos
la sangre
de nuestros niños.





(Dedicado a los que ya nunca vendrán. A los caídos de las guerras todas. A nuestros hijos todos.
No más bombas. No más guerras. No más muertes. No más borrachos. No más militares creídos todos poderosos y afines a las causas libertadoras del destierro de nuestras vidas. Vergüenza a todos los que se creyeron San Martín o Belgrano, no llegan ni a sus pies ni a sus muertes. No más plazas repletas y luego perplejas de errores sabidos. No más ironías a los que hoy pagan con sus vidas las miserias adquiridas.
Malvinas no fue una guerra de soldados, fue una tumba de niños conocidos desconocidos.
Malvinas no fue una casualidad, fue un acto de un borracho que muchos aplaudieron y gritaron la victoria alcoholizada.
Ellos pagaron nuestros errores con sangre, nosotros les damos a cambio unas pocas monedas falsas y programamos las futuras miserias generacionales con mentiras y votos.)
Darío de la Oscuridad a diario

Comentarios

mi otro yo dijo…
Como ya dije es raro y triste leer. Raro no por sorpresa pero es conmovedor.

Te dejo un beso

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