Bajo ciertos parámetros


Un hecho,
deshecho,
por piedritas,
por agua,
por llantos,
y
por ese encanto
que amar
significa.



¿Quién más?
Vos, la del agua. La que plácidamente cae sobre mi ventana y golpea suave y serena cada parte de mi cara.
O, tal vez vos, la que me negó ingresar a su vida. La que cerró la puerta de entrada y bloqueó las salidas. Desde lo alto, del cementerio, me mirabas sorprendida por no poder explicar la partida.
O, por qué no, esa tramposa imagen que me siguió hasta cazarme con redes y ahora ahoga sus días de soledad en mis hastíos días todos de las semanas todas de mis meses sólos.
Y, pensándolo bien, la que se presentó sin presencia alguna y luego me mimó en los días sin sol y sin oscuridad, pero que no es de mi entorno, pero sí. Tan contradictoria como amorosa. Tan similar pero de diferentes días.

¿Por qué así?
Vos, la del agua, que se escurre por vaya uno a saber y se diluye siempre en no sé qué.
O, tal vez vos, que se esconde en las tumbas del cercado cementerio y no sabe, no sale para ver la luz.
O, porqué no, red de redes atrapada a la deriva de mis idas y mis gustos.
Y, pensando, aún espero una señal de claras aptitudes en iguales oportunidades para poder hablar, de tendencias siderales y papeles de libretas de martes cargados.

¿Para qué?
Aún no sé.
Pero algo pronto saldrá de esta herida y me dirá que debo partir tan lejos o empezar de nuevo, gateando, para luego caminar y, así, correr tan perfectamente sobre mis piernas de redes.

Pero vale la pregunta.
Vale mi respuesta.
Y todas las dudas concretas.

No busco mariposas, no busco ni la red y perseguirlas hasta el amanecer.
Ya no estoy conforme, ya no quiero un informe de todas mis actividades ni tampoco el descargo de lo que hago.

Pero, si estoy dispuesto a renunciar, una y otra vez, de todas las patrañas que enlatan mi lastimado corazón.

Cabe aclarar:
Mis mentiras son mentiras.
Yo no miro tu ventana, añorando enamorado, que salgas y me regales algo.
Parto rápido de mí y vuelvo enseguida, con cartel que lo explica.
De buenas a primeras me tienes, luego, cuando me sueltas, ya no estoy. Seguramente, volé y tan alto, que hoy no regresaré. Después te llamo.
Si no sabes nada de mí, será que necesité olvidarte. Dará ocupado, yo te devuelvo la llamada.

Si te escribo, estás conectada con otra persona, el dueño del departamento cuerpo. El que ves es el inquilino, solo puede hacer algunas cosas, lo demás, consultar contrato.



Detrás del papel
está mi firma.
Si no es así, no llores.
El contrato solo valió
por ese momento de amor.
Sean segundos,
sea ilusión.



Un esquema, tu vida, la mía. Una razón, con corazón, sin canción.
Una nota o dos o lo que quieras vos, o lo que te de la voz.
Desnuda, casi sola, pero acompañada de besos, eso me recuerdas.
Callada, sin decir nada. Mejor. Disfrútalo, el aliento y el sudor aún se chocan cuerpo a cuerpo.
Vestida, antes. Desvestidas y luego comenzamos a partir.

En mí, casi sobre ti. Vos, sobre mí, casi en mí y en ti mismo.


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